Cuando empiezas a aprender una nueva pieza musical en el piano, un paso esencial es planificar la digitación con antelación. Es decir, decidir qué dedos usarás para cada nota y cómo moverás la mano para cubrir pasajes que no caben en una sola posición. Si no haces esto desde el principio, puedes terminar cambiando tu digitación de forma inconsciente cada vez que toques la misma pieza, lo que dificultará que la práctica constante te ayude a mejorar y a tocar con mayor fluidez. Aquí os dejamos algunos consejos.
En piano, los dedos se numeran de la siguiente manera:
- El pulgar es el 1
- El índice, o dedo apuntador, es el 2
- El dedo medio es el 3
- El anular es el 4
- El meñique es el 5
Si bien hay quienes creen que las reglas están para romperse, hay cuatro principios básicos que te conviene seguir cuando trabajes en la digitación del teclado:
- Evita usar el pulgar en las teclas negras. El pulgar en una tecla negra hace que tu mano se desplace hacia adelante (alejándose de ti y acercándose al fondo del teclado), lo que dificulta el control de las teclas blancas. La única excepción sería cuando la pieza empieza o se toca principalmente con teclas negras, en cuyo caso será inevitable usar el pulgar.
- Usa tantos dedos como sea posible. Es tentador limitarte a usar solo los dedos más fuertes, los primeros dos o tres. Sin embargo, cuantos más dedos utilices, más suave y fluido será tu toque.
- Mantén la mano en una posición que cubra la mayor cantidad de notas posible. Piensa en ello como un ahorro de movimiento: no necesitas mover la mano más de lo necesario solo porque una nota se te escape al final de una frase.
- Si nunca has trabajado las escalas en tus lecciones de piano, es un buen momento para comenzar. Las escalas no solo son fundamentales para mejorar la técnica, sino que también te ayudarán a entender cómo abordar nuevas piezas con más facilidad.
La mayoría de los pasajes musicales pueden dividirse en tres tipos de escenarios. Vamos a explorarlos uno por uno.
Tus dedos en el teclado
En este caso, las notas de la frase encajan fácilmente bajo tus cinco dedos. La digitación es simple: solo coloca la mano sobre el teclado de forma que puedas tocar todas las notas sin necesidad de moverla demasiado. Esto funciona, incluso cuando no todas las notas son blancas. Por ejemplo, si estás tocando en una tonalidad con más teclas negras, como E mayor o Mi bemol mayor, aún puedes usar la misma posición de la mano sin problema, aunque a veces tendrás que colocar el pulgar sobre una tecla negra. En estos casos, es normal y está perfectamente bien.
Necesitas estirarte
En muchos casos, las frases musicales no se ajustan tan perfectamente bajo la mano como en el primer escenario. Más comúnmente, necesitarás estirar los dedos para alcanzar notas que están un poco más lejos, sin tener que mover toda la mano. Por ejemplo, puede que tengas que extender el meñique para tocar una nota que queda en un extremo del pasaje. Esto es totalmente normal y permite que puedas mantener tu mano en una posición relativamente fija sin comprometer la fluidez del movimiento.
Posición de la mano en el piano
Este es el escenario más complejo. Hay pasajes que requieren que muevas la mano, a veces varias veces, para poder alcanzar las notas más alejadas. En este caso, el truco es no solo estirar los dedos, sino también cambiar la posición de la mano en puntos clave. Imagina que estás tocando una pieza que te obliga a hacer varios movimientos: primero estiras para tocar una nota, luego mueves la mano a una nueva posición y, finalmente, sigues estirando para alcanzar notas que están aún más lejos. En estos momentos, lo ideal es hacer esos cambios de posición de forma fluida, para que no interrumpan el ritmo de la música.
Es importante que, al mover la mano, busques siempre cubrir tantas notas como sea posible con cada nuevo ajuste. De esta forma, no solo facilitarás el pasaje, sino que también evitarás tener que mover la mano con demasiada frecuencia, lo que puede romper el flujo natural de la pieza.
Largas ascendentes
A medida que las frases musicales se alargan, es probable que tengas que mover la mano más a menudo. Una buena regla general es que, después de tocar un grupo de tres o cuatro notas, debes considerar mover la mano para continuar tocando las siguientes. Esto puede parecer complicado, pero con la práctica, aprenderás a hacerlo de forma natural.
Lo importante aquí es encontrar formas de agrupar las notas en bloques. Si lo haces correctamente, podrás mantener tu mano en una posición cómoda por más tiempo y solo moverla cuando sea necesario. A veces, el desafío más grande es hacer el salto de una tecla a otra sin perder el ritmo o la fluidez del pasaje. Aquí es donde entra la práctica constante y el desarrollo de una técnica sólida.
Al aplicar estos principios básicos a tu práctica, aprenderás a encontrar las digitaciones más cómodas para tus manos, lo que te permitirá tocar de manera más fluida y natural. Es un proceso que lleva tiempo, pero una vez que domines la digitación, notarás cómo tu interpretación se vuelve más precisa y libre de tensiones. ¡No olvides que cada mano es diferente y que la digitación que funcione mejor para ti puede ser distinta a la de otros pianistas!
